sin título (juego)

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autopista

Nunca la luz y la sombra

Se han repartido el espacio

Con más nítida justicia

Nunca hemos visto pesar

Más escrupulosamente en sus platillos

Al verde y al frio

Visitados. Fragmento. Tomás Segovia.


VIII

No bastaron austeridades ni rigores,

no bastó dividir

en labor humilde y voluntaria

mi conciencia.

Qué materia oponer

a esta devoción sin límite ni nombre.

Privilegio del débil, la locura.

Y yo, elegida para amor y sumisión

maldigo el signo que me habita.

Calcíname por siempre,

mala fiebre,

acábame,

destruye la lucidez de este delirio.

de Amor el más oscuro, Elsa Cross.


07/11/11 11:43

 

 

 

 


insomnio

 

 

 

 

LISBON REVISITED (1926)

Nada me une a nada.
Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.
Ansío con una angustia de hambre de carne
Lo que no sé que sea-
Definidamente por lo indefinido…
Duermo inquieto, y vivo en un soñar inquieto
De quien duerme inquieto, mitad soñando.

Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron las cortinas de todas las hipótesis que yo pudiera ver en la calle.
No hay en el callejón hallado el número de la puerta que me dieron.

Desperté en la misma vida en que me había dormido.
Hasta mis soñados ejércitos fueron derrotados.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta -hasta esa vida….

Comprendo a intervalos confusos;
Escribo por lapsos de cansancio;
Y un tedio que es hasta del tedio me arroja a la playa.

No sé que destino o futuro compete a mi angustia sin timón;
No sé qué islas del imposible sur, náufrago me aguardan;
O qué palmares de literatura me darán al menos un verso.

No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna…
Y, en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
En los campos últimos del alma donde memoro sin causa
(Y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas)
En los caminos y los atajos de las florestas lejanas
Donde supuse mi ser,
Huyen desmantelados, últimos restos
De la ilusión final,
Mis ejércitos soñados, derrotados sin haber sido,
Mis cohortes por existir, destrozadas en Dios.

Otra vez te vuelvo a ver,
Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida…
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí…
¿Yo? ¿Pero soy yo el mismo que aquí viví, y aquí volví,
Y aquí torné a volver, y a volver,
Y aquí de nuevo torné a volver?
¿O somos todos los yo que estuve aquí o estuvieron,
Una serie de cuentas -seres ligados por un hilo- memoria,
Una serie de sueños de mí de alguien de fuera de mí?

Otra vez te vuelvo a ver
Con el corazón lejano, el alma menos mía.

Otra vez te vuelvo a ver -Lisboa y Tajo y todo-
Transeúnte inútil de ti y de mí,
Extranjero aquí como en todas partes,
Casual en la vida como en el alma,
Fantasma errando en salas de recuerdos
Al ruido de los ratones y las tablas que crujen
En el castillo maldito de tener que vivir…

Otra vez te vuelvo a ver,
Sombra que pasa a través de sombras, y brilla
Un momento a una luz fúnebre desconocida,
Y entra en la noche como un rastro de barco se pierde
En el agua que deja de oírse…

Otra vez te vuelvo a ver,
Pero, ay, ¡a mí no me veo!
Se quebró el espejo mágico en que me veía idéntico,
Y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí-
¡Un pedazo de ti y de mí!…

 

Álvaro de Campos
Tradución del portugués, Mario Bojórquez